jueves, 11 de octubre de 2007

La batalla contra el michelín


Por todos es sabido eso de que con el nuevo año, vienen todos los buenos propósitos que piensas conseguir. Para mí, será defecto de estudiante, el nuevo año llega con el nuevo curso. Y justo ese día, a la primera hora del primer día del primer cuatrimestre del curso, hago mis buenos propósitos.

Por supuesto que la lista la encabeza siempre: “este año estudio todos los días y desde el primer día” (jajajaja). Lo curioso es que después de cinco años de carrera todavía me lo sigo creyendo. Seguimos con “no pienso faltar ni a una hora de clase”, “voy a acostarme temprano todos los días”, “voy a comer sano”, “voy a hacer deporte”, “voy a tener el piso como los chorros del oro”…. Y un largo etcétera de propósitos sin sentido que no tardas ni una semana en dejar de cumplir.

Pues bien este año, que espero sea el último que pase como estudiante, quiero que sea especial y con ello estoy intentando cumplir cada uno de estos propósitos. Estoy siendo formal en la mayoría de ellos y para empezar he decidido hacer algo con este “cuerpo serrano”, así me he puesto a dieta y apuntado al gimnasio.

Sí. Yo que no he hecho más deporte que el que me daban en Educación Física en el instituto, y porque era obligatorio. Aún recuerdo como Lelia nos animaba diciendo aquello de: “¡¡¡VENGA MUCHACHOLL!!!” y a mí me faltaba hasta el oxígeno a los 10 minutos de empezar la clase….Pues ahora hago deporte y por voluntad propia.

El primer día me encontré de camino pensando: dios que no haya mucha gente para verme hacer el ridículo. Tras unos días, una pasa de todo y asimila que todo el mundo va a verte sudando, con el pelo horrible y roja como si fueras a explotar con sólo soplarte. Después de agotar todo el oxígeno en las máquinas de “cardio” (adoptando ya la jerga del gimnasio), me voy a poner en forma mis: bíceps, abductores, abdominales, glúteos, pectorales…..vamos, levantar peso con todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo.

Y allí estoy yo, frente al espejo en una máquina, orgullosa porque levanto 15 kilos mientras cualquiera levanta al menos 40. Intentando que mi cara no cambie y parezca que me he tragao un kilo de limones cuando llevo 10 repeticiones y me duelen hasta las pestañas. Ante todo digna y elegante. Y así durante casi dos horas, cuando salgo te sientes orgullosa, sucia, pero orgullosa y hasta te vas mirando de reojo en los escaparates de las tiendas y piensas: “parece que estoy más delgada”. Al llegar a casa descubres un músculo más que no sabías que existía…..¡¡pero que no veas como duele!!

Y te convences de que todo vale la pena por estar monísima para el verano. Cenas algo, normalmente de color verde y te vas a la cama a ver si con suerte sueñas esa noche con el país donde no existen los kilos de más, ni los michelines y puedes hartarte de comer chocolate sin que se te enganche al michelín derecho como si fuera una lapa.

3 comentarios:

SkavenXXI dijo...

G O R D A !!! :):):)

(Es sólo para darte ánimos xD)

Me gustó verte el otro dia... y cuando tenga tiempo (e internet, que es lo más importante xD) escribiré en mi blog... no te impacientes :P

Candies_M dijo...

Gracias por tus ánimos, me encanta cuando me llamas GORDA.... Pero a dios pongo por testigo de que acabaré con las lorzas de mi barriga, jajaja.

Yo tb me alegré mucho de verte a ti y a los demás. Y por fin conocí a tu perica!! ;)

Muak!

Anónimo dijo...

JAJJA!!! eeh!!! Está muy bien descrito como pasas tus ratos en el gimnasio. Pero me he puesto triste al ver que no mencionabas nada de la gente que está contigo. No todo el mundo allí dentro va a mirarte como un tomate y reirse de los 15 kilos que levantas. Algunos te animamos y te damos conversación...y no has escrito nada de ellos.Lástima.

Por cierto, a todos los que lean el blog les comunico que soy testigo de que María se está esforzando!